Como continuar con el buen rollo de
- bienestar
- alegría
- serenidad
- etc.
que provoquen una sonrisa, risa, alguna actividad y / o pensamiento, etc., que proporcionen cualquiera de las cosas llamadas más arriba y que agruparemos con el nombre genérico de:
BIENESTAR
Cuando estamos inmersos en alguna actitivitad de cualquier tipo, que nos proporciona bienestar, a veces, afortunadamente, continuamos en ese estado durante un cierto tiempo.
También y aquí lamentablemente, muchas veces cuando ha finalizado aquella actividad, interrelación personal, etc., sino enseguida, que a veces sí, al cabo de muy poco es como si pulsáramos un interruptor invisible en nuestro interior: esto ya está. Puedo seguir estando triste, apátic@, enfadad@ ... Es decir, "CORTAMOS" el buen rollo para volver a la ¿"NORMALIDAD"?
Para poder seguir con el BUEN ROLLO que nos ha dejado alguna vivencia, primero debemos ser conscientes de que seríamos más felices, si consiguiéramos que éste buen rollo que se ha generado, pudiera ser nuestra NORMALIDAD.
Un caso sencillo y muy habitual. Estás de mal humor con motivo o sin o desproporcionado. Te cuentan un chiste o lo lees, o ves un gag de comedia que te hace reír y sonreír. Y cuando se han terminado esta sonrisa o risas, vuelves a "recuperar "tu mal humor. No sea que crean que eres una persona amable, serena y que fluye con la vida ...
Digamos que ponemos una barrera para no dejar que nos arrastre, éste buen rollo. No sea que nos acostumbremos... e igual nos gusta y cada vez tenemos más momentos felices.
Vaya¡ y si cada vez tenemos más momentos felices, al igual ya no van sólo sumando sino multiplicando, y llegamos a ser la mejor versión de nosotros mismos.
Y esto, ¿para qué ?. Erróneamente, a veces pensamos que si "bajamos la guardia" o nos mostramos más cercanos, más coloquiales, perderemos credibilidad, liderazgo, etc.
Nada más lejos. Al contrario. Igualmente se puede liderar un grupo, y / o sencillamente que nos respeten en nuestro entorno, tanto laboral como privado, al mostrar y no sólo a los demás sino a nosotros mismos, nuestra cara más amable, siendo fieles a nuestra esencia y con confianza en nosotros mismos. Los resultados pueden ser espectaculares.
Sí, sí. Es posible. Y sin poner "cara de bulldog".
Puede que igual es más fácil imponerse desde el miedo, desde los gritos y la intimidación.
Seguro que ninguno de nosotr@s, desea estar junto al mando que funciona bajo el látigo.
Es verdad. Es más fácil. Porque cuando decidimos ser personas asertivas (ver mi artículo "asertividad") y nos relacionamos con los demás en igualdad de condiciones, cuesta más imponer nuestros argumentos o nuestras órdenes ... Ah, claro, es evidente si es que se trata de imponer. En cambio, para exponer nuestro punto de vista, e incluso dar una "orden", hay que salir de la zona de confort, y encontrar la manera de ganarse el respeto --que no el miedo-- de los demás.
Y, ¿sino funciona ?. Hablemos.
Expondré algunos casos reales, aunque evidentemente, cambiando nombres y lugares.
Una de mis alumn@s, M.S.P., sobre los 30 años, llegó a ocupar un puesto de directiv@, en una mediana empresa.
A su cargo, habían hombres y mujeres, en general de su edad, con la que estableció una relación de camaradería, aunque dejando clara su autoridad.
En general, M.S.P., se sentía muy orgullosa de cómo llevaba a su equipo. A pesar de la bondad, sabía a quién le debía apretar más el cinturón, al que había que dejar más suelto, o controlarlo de más cerca y francamente funcionaba todo muy bien. Claro, obviamente, había de dedicar más tiempo y esfuerzo personal para conocer a la gente y los trabajos, que sencillamente "pegando un grito". Hay que decir, que los resultados también serían distintos.
En un caso determinado, y justo por este tipo de trato, una de las empleadas, "se le subió a las barbas", por decirlo de una manera coloquial.
Un buen jefe, debe saber qué subordinados, colaboradores, etc., necesitan mano dura y qué otros funcionan mucho mejor con amabilidad y reconocimiento. Esto no justifica, que cuando algo va mal, la solución sea pegar un grito, incluso ofender y ¿conseguir resultados???, a través del miedo. Un resultado seguro, va a ser el RESENTIMIENTO.
Cuando en una posición de mando nos encontramos con casos como el del ejemplo, se puede dar una oportunidad hablando con la persona y dejándole muy claro lo que queremos y esperamos de él, para seguir dándole nuestra confianza. Es decir, dar "un voto de confianza".
Evidentemente, si no hay un cambio de actitud después de uno, dos o como mucho 3 avisos claros, desgraciadamente, es comprensible que no podamos seguir manteniendo ésta persona a nuestro lado. Se ha perdido la confianza. Y se debe actuar en consecuencia. Hasta que se encuentre el equipo con el que se fluya.
En el caso de que el empleado se sienta maltratado, la solución puede ser por motivos obvios, más difícil de resolver. Aunque no imposible. Esto lo veremos en otro artículo. (En preparación).
Estos hechos laborales, también se pueden aplicar no sólo en casos de superior y empleado. También funcionan en un terreno de igualdad, con compañeros de trabajo, estudio, y las relaciones personales.
Es decir, tenemos que respetar a las personas de nuestra vida y pedirles el mismo respeto. Vía de doble dirección. SIEMPRE.
Como conclusión, quiero enfatizar algunas ideas, que seguro que nos harán mejorar la confianza y seguridad en nosotros mismos y ser más felices:
RESPETO
Por nosotros mismos y por los demás.
Confianza propia. Saber transmitirla, si es necesario.
Pedir sencillamente, lo mismo hacia nosotros.
OPTIMISMO
En las situaciones en las que estemos bien, a gusto, etc. ...
SER CONSCIENTES Y SEGUIR DESPUÉS CON EL "BUEN ROLLO".
En definitiva, como indico al principio:
Para poder seguir con el BUEN ROLLO que nos ha dejado alguna vivencia, primero debemos ser conscientes de que seríamos más felices, si consiguiéramos que éste buen rollo que se ha generado, pudiera ser nuestra NORMALIDAD.